lunes, 30 de junio de 2014

Frittata de habas con jamón y queso

Durante los últimos meses hemos estado con la huerta un poco paralizada, lo normal cuando las temperaturas son bajas. Apenas algunas coles, los puerros, y yo diría que nada más. Pero también durante esos meses Óscar ha ido preparando el terreno poco a poco, y sembrando, y ahora empezamos a recoger los frutos.

frittata de habas con jamón y queso

Lo primero que hemos recolectado han sido las habas, ¡qué ricas!, y qué pena que mis hijos sólo las comen camufladas, en fin, ya aprenderán, o eso espero. Las primeras que sembró ya se nos han acabado, y ahora estamos esperando a que la segunda tanda brote.

frittata de habas con jamón y queso

Entretanto, hemos comido un montón de lechugas, bien fresquitas, y en estos días estamos recogiendo los guisantes. Los ajos, que se suelen recoger por San Juan, aún no los hemos quitado, estamos esperando a que la tierra se seque un poco después de la lluvia que nos ha caído esta semana, porque si no los ajos van a estar muy embarrados y también húmedos y corre el peligro de que se estropeen. Estoy deseando recoger esos ajos, porque este año creo que se nos han dado muy bien y que las cabezas son de un buen tamaño. ¡Con un poco de suerte no compraré ningún ajo al año que viene!

frittata de habas con jamón y queso

Esto de la huerta a partir de ahora es ya un no parar, porque dentro de poco empezaremos a recolectar los pepinos, calabacines, las judías verdes...

Y claro, después nos toca comerlo todo, lo cual no es ningún sacrificio, sino todo lo contrario, un deleite, y como muestra os traigo esta frittata de habas, que es algo intermedio entre el clásico revuelto de habas con jamón y la tortilla.

frittata de habas con jamón y queso

Cuando las habas son pequeñas y muy tiernas se pueden comer con la vaina, igual que las judías verdes, pero en cuanto crecen un poco lo mejor es desgranarlas para comerlas.

frittata de habas con jamón y queso

Esta frittata para mi es ideal, por lo fácil que es de preparar, por su delicioso sabor y por lo resultona que es, ya que junto con una ensalada es una solución perfecta y saludable para cualquier comida, y también una opción original con la que  sorprender a cualquier invitado que se nos presente en casa.

Espero que os haya gustado esta receta tanto como a mi. Y si sois tan suertudos de disfrutar en los próximos días de vuestras vacaciones de verano os deseo que los aprovechéis a tope ¡Feliz verano!

Ingredientes:

500 g habas sin vaina
1/2 cebolla grande
4 huevos
90 ml leche entera
50 g jamón serrano
50 g queso
aceite de oliva virgen extra
sal y pimienta

- en un cazo ponemos a calentar agua con sal y cuando rompa a hervir añadimos las habas y las dejamos hirviendo durante 5 minutos
- escurrimos las habas y dejamos que se enfríen
- mientras, cubrimos el fondo de una sartén de aceite, y cuando esté caliente, añadimos la cebolla, muy picada, y la freímos hasta que quede tierna y ligeramente dorada.
- cuando las habas se hayan enfriado a todas ellas les quitamos la piel exterior, y una vez hecho esto las añadimos sobre la cebolla y las rehogamos con ésta
- partimos el jamón en trozos pequeños y finos y lo añadimos también a las habas, salpimentamos y lo dejamos uno par de minutos más haciéndose en la sartén
- encendemos el horno a unos 190ºC con la función grill
- batimos los huevos y la leche, añadimos sobre estos otro poco de sal y los echamos en una sartén con aceite caliente, añadiendo por encima las habas, y dejamos que se cuaje, a fuego lento, durante unos 3 minutos.
- colocamos por encima de todo ello unas lascas de queso, retiramos la sartén del fuego y la introducimos en el horno,  para que termine de hacerse por la parte de arriba, durante unos 5 unos minutos más.

frittata de habas con jamón y queso

Sugerencias:

- podéis añadir cualquier queso que os guste, yo eché uno de mezcla para que su sabor no predominase tanto como si hubiera sido de oveja
- antes de introducir la sartén en el horno, aseguraos de que todas sus piezas van a resistir el calor

martes, 24 de junio de 2014

Mandazi o mahamri

Hoy nos vamos de viaje algo lejos, a África. Viajaremos de la mano de Bake the World a Kenia y Tanzania, a la zona suajili, donde hacen unos bollitos delicados llamados mandazi o mahamri.

Mandazi o mahamri

¡Ni os imagináis el éxito que han tenido en casa! Mis hermanas han coincidido en decirme que eran como donuts, y es que casualmente se dice que estos bollitos son los donuts africanos

Mis hijos y mis sobrinas estaban entusiasmados con los mandazi, ¡no se cansaban de comerlos!, así que he tenido que ponerme un poco sería y quitárselos, porque si no, hubieran acabado con todos de una sentada. Y la verdad es que no me extraña, porque tienen un sabor tan especial que comerlos es un auténtico placer.

Mandazi o mahamri

Se suelen tomar como acompañamiento del desayuno, pero también con platos salados. Por lo que he leído también los toman muy a menudo acompañados por "chai", una infusión dulce, que se hace hirviendo hojas de té en leche y a la que se le añaden especias.

Como golosa que soy, mis mandazi son de tipo dulce, y los hemos tomado con café después de comer, con el desayuno, acompañados por una infusión, a media tarde, y sobre todo, los niños, los han tomado a palo seco. ¡Deliciosos de cualquier modo!

Mandazi o mahamri

Desde el principio me atrajo la receta, porque me gusta probar cosas nuevas, y lo exótico de que fuera una receta africana parece que aún me llamó más la atención. Y ya para remate, el hecho de que llevara cardamomo me terminó de animar, porque es una especia que me encanta.

Mandazi o mahamri

La receta es un poco mezcla de varias que he visto por ahí, he preparado un prefermento, no he añadido demasiado azúcar en la masa, y para sustituir a la leche de coco me he apañado con coco rallado y leche entera. Todo eso, junto con el cardamomo, ha dado como resultado unos dulces exquisitos, tiernos, esponjosos y de sabor delicado que nos han encantado. Y además, a pesar de ser una masa fermentada, son superfáciles de hacer. De verdad que os animo a que intentéis hacerlos, porque os aseguro que os van a sorprender.

Mandazi o mahamri

Ingredientes:

550 g harina de trigo
450 ml de leche entera
3 cucharadas (tbsp) de coco rallado
50 g azúcar
4 g de levadura seca de panadero (ó 12 g de levadura prensada)
aceite de oliva virgen extra para freír
1/2 cucharadita  (tsp) de cardamomo molido
un pellizco de sal
azúcar glass para espolvorear (opcional)

- como no tenía leche de coco, que es uno de los ingredientes que aparecen en muchas de las recetas que he visto, he preparado leche aromatizada con coco. Para ello he añadido 3 cucharadas de coco rallado a 450 ml de leche entera y lo he tenido calentando a fuego muy suave durante casi una hora.
- he dejado enfriar la leche hasta que estuviera templada, y entonces he preparado un prefermento con 100 g de esa leche templada y colada, 150 g de harina, un pellizco de azúcar y la levadura, mezclando y amasándolo todo hasta obtener una masa suave.
- tapo el prefermento y lo dejo levar hasta que duplique su volumen
- después, mezclo el resto de la harina con 2 cucharadas de aceite (30 ml), el azúcar, la sal, el cardamomo,  y el prefermento hecho pedacitos para que se integre mejor. Sobre todo esto voy añadiendo 250 g de leche poco a poco. Mejor no añadirla toda de golpe porque dependiendo de la harina podría ser demasiada. Mezclamos y si admite más leche seguimos añadiendo otro poco. La masa debe quedar blandita pero no pegajosa. Si nos quedara muy pegajosa la trabajaremos con el amasado francés hasta que se quede manejable, lisa y no se nos pegue en las manos. Entonces la colocamos en un bol engrasado, la tapamos y la metemos al frigorífico hasta el día siguiente, o hasta que duplique su volumen.
- una vez que la masa ha fermentado, la sacamos del frigorífico y dejamos que se atempere durante algo más de media hora, en invierno puede que algo más de tiempo. La colocamos sobre la encimera, y la dividimos en 8 piezas, a las que daremos forma de bola. Si la masa se pega en la encimera podemos echar por encima un poco de harina, pero muy poco, lo mínimo.
- dejamos las bolas tapadas 5 minutos, y después las aplanamos dándoles forma de círculo de más o menos 1 cm de espesor. De nuevo las tapamos para que no se sequen y dejamos que reposen hasta que veamos que empiezan a hincharse. Entonces cortamos cada círculo en 8 piezas, como si fueran quesitos
- calentamos aceite en un sartén, y freímos esas piezas triangulares. Cuando estén doradas por ambos lados las sacamos de la sartén, las colocamos sobre papel absorbente y añadimos por encima un poco de azúcar glass.

Mandazi o mahamri

Sugerencias:

- si tenéis leche de coco podéis añadir 360 ml de leche de coco para sustituir a la leche de vaca y al coco rallado
- el cardamomo mejor que sea recién molido: tomáis las pipas, las abrís, y las semillas del interior las colocáis entre dos piezas de papel de hornear y las aplastáis con un rodillo hasta que queden hechas polvo
- como la masa que he preparado no es demasiado dulce, les he echado por encima azúcar glass, pero también podéis hacer una masa algo más dulce y no echar después el azúcar glass

jueves, 19 de junio de 2014

Pastel delicioso de brécol, zanahoria y calabacín

¡Me encantan este tipo de pasteles! Son una solución estupenda para cualquier comida, pero sobre todo para esas ocasiones en las que no nos apetece ponernos a cocinar porque estamos cansados, no tenemos tiempo...o lo que sea. 

Pastel de brécol, zanahoria y calabacín

Nos arreglan una comida informal, y encima son una opción mucho más saludable que cualquiera de esos fritos u horneados que venden preparados en las tiendas.

Pastel de brécol, zanahoria y calabacín

Hoy y mañana celebramos las fiestas de los patrones del pueblo, San Gervasio y San Protasio. Así que después de pasarme toda la tarde en la plaza, que me tocará, mientras los niños se desfogan en" los hinchables", no me va a apetecer nada ponerme a preparar ninguna cena, y por la mañana tampoco andaré muy sobrada de tiempo, porque es la graduación del pequeño, que termina Educación Infantil, ¡qué cosas!. Esto cuando yo era pequeña no lo teníamos. 

A los niños, de todos modos, les tendré que hacer algo, no me va a quedar más remedio, porque son unos comistrajos y de momento con estas cosas no se atreven, pero para nosotros ya está la cena resuelta.

Pastel de brécol, zanahoria y calabacín
Pastel de brécol, zanahoria y calabacín

Este pastel, es además una opción estupenda para estas fechas veraniegas, porque a diferencia de los pasteles que llevan masa quebrada, se toma bien fresquito, y encima es sano, ligero y delicioso. Lleva mucha verdura, pero en en cambio no lleva hidratos de carbono refinados, puesto que no lleva harina, ni tampoco lleva las calorías añadidas de la nata, mantequilla, leche o aceite. Por eso mismo nos podemos permitir el lujo de acompañarlo con un poco de mahonesa o de una vinagreta, sin que por ello resulte excesivamente calórico ni contundente.

Pastel de brécol, zanahoria y calabacín

De su sabor, ¡que decir!, es suave, fresco y en su textura contrastan ligeramente las verduras con el resto del pastel, además, tanto si nos decantamos por tomarlo con mahonesa, como si nos decidimos por la vinagreta, ambas realzan aún más su exquisito sabor.

Es una manera distinta y deliciosa de comer verduras, además en este caso resulta tan vistosa por el color de la zanahoria, que como se suele decir, "entra por los ojos". Yo no me puedo resistir a tomar un pedacito, ¿y vosotros?

Ingredientes:

para el pastel:
250 g de brécol
7 zanahorias
4 huevos
1 calabacín mediano
sal, pimienta
para la vinagreta:
2 cucharaditas (tsp) de queso tipo philadelphia
2 cucharadas (tbsp) de zumo de limón
6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
sal al gusto
para adornar y acompañar (opcional):
lechuga cortada en juliana
flores de cebollino

- lavamos las verduras, pelamos las zanahorias y el calabacín y las cocemos por separado en agua hirviendo con un poco de sal hasta que estén blandos. Escurrimos y reservamos
- en un vaso de batidora echamos 5 zanahorias, ya cocidas, junto con los huevos, salpimentamos y batimos todo hasta conseguir una crema fina
- forramos un molde rectangular con papel de hornear y sobre éste añadimos un poco de la crema de zanahorias. A continuación colocamos las dos zanahorias que habíamos reservado, cortándolas antes en tiras largas
- volvemos a añadir crema sobre la capa de zanahorias y a continuación colocamos el brécol por encima
- vertemos más crema en el molde, colocamos los calabacines cortados en rodajas de unos 2 a 3 cm de grosor y terminamos añadiendo el resto de crema por encima de todas las capas anteriores
- horneamos al baño maría a 180ºC durante unos 45-50 minutos. Como siempre el tiempo depende en realidad de cada horno, pero si pinchamos el pastel con una aguja y ésta sale limpia es que ya está.
- sacamos el pastel del horno, dejamos enfriar un poco sobre una rejilla y cuando ya no queme lo desmoldamos y dejamos que termine de enfriarse en el frigorífico
- para la vinagreta mezclamos todos los ingredientes y los batimos para homogeneizar

Pastel de brécol, zanahoria y calabacín

Sugerencias y datos:

- para cocer verduras el mejor método es hacerlo al vapor, pero el siguiente mejor método es la olla, que es el que yo he empleado. En una olla superrápida contando 5 minutos desde que sube la válvula es suficiente para que las verduras estén hechas. De todos modos es preferible quedarse un poco cortos en el tiempo de cocción y que la verdura quede un poco al dente. Además después va a estar un buen rato horneándose
- el pastel es una receta del nº 66 de la revista "Cocina ligera y vida sana" y la vinagreta es cosa mía.
- otra receta parecida que quizás os guste es la del pastel de puerros y gambas

lunes, 16 de junio de 2014

Sauco

El pasado otoño os enseñé a hacer una receta deliciosa de mermelada de saúco con manzana. Pues os comunico que ahora el saúco está en flor, mirad:

flor de saúco

Fijaos bien en cómo son los árboles de saúco y en sus flores e id localizándolos para después, en otoño, recolectar sus bayas.

saúco
saúco

Las bayas de saúco se recogen sólo cuando están totalmente maduras, se corta la umbela, y después con un tenedor se separan las bayas.

bayas de saúco

Además las flores del saúco, que tienen un olor muy peculiar, también se pueden recoger, se corta toda la umbela, se secan a la sombra, y después se quitan las flores y se conservan en un tarro.

Usos de las flores:

- en infusión es beneficiosa para la amigdalitis
- si se tiene inflamación de garganta es bueno hacer gárgaras con la infusión de flores
- la infusión con leche es buena para la tos seca
- la inhalación de vapor de flores  de saúco alivia el catarro crónico  y también la tos
- los ramos enteros de flores secas ahuyentan las moscas

flor de saúco

Usos de las bayas:

- se pueden secar y añadir a los pasteles en lugar de las pasas
- se puede hacer zumo, antiguamente lo hacían colocando las bayas maduras en una gasa, anudaban los extremos y la colgaban dejando salir el zumo. Es el mismo zumo que venden en la tienda sueca, y también lo podemos hacer nosotros en casa
- se puede preparar una compota tanto con bayas frescas, como con secas, que es muy buenas contra el estreñimiento

Con esto se puede entender que antiguamente al saúco le llamaran "la farmacia del campo". 
Esta información es del libro "Hogar sin química", editado por Integral.

saúco

Usos de las ramas:

Las ramas pequeñas de saúco tienen una médula, su parte central, blandita, en cambio el resto es madera dura. Si buscáis ramas de aproximadamente 3 cm de diámetro, podéis quitarles fácilmente la corteza, cortarlas en trozos de no más de 10 cm, vaciarlas por dentro y usarlas para hacer con ellas moldes para  canutillos. Hoy en día venden moldes para canutillos de acero, pero mi madre los hacía igual que la suya, con ramas de saúco.

Espero que os haya sido útil esto que os cuento aquí, ¡feliz semana!

viernes, 13 de junio de 2014

Cómo conservar mantequilla a temperatura ambiente

¿A quién no le ha pasado alguna vez quedarse con ganas de hacer un bizcocho y no poder hacerlo por estar la mantequilla dura? Pues os voy a contar un truco para que vuestra mantequilla esté siempre a temperatura ambiente y en perfecto estado.

Hace ya unos cuantos años uno de mis hermanos me regaló un "butter cooler" de barro, que viene a ser algo así como una fresquera para mantequilla. Aunque lo tengo un poco escacharrado, es esto:

butter cooler

Desde luego en este caso sí que podemos decir con toda seguridad que es tan simple como el mecanismo de un botijo, porque precisamente ese es el mecanismo que mantiene a la mantequilla a temperatura ambiente sin que se estropee, lo cual es una ventaja tanto si queremos hacer un bizcocho, como si queremos untar una tostada con mantequilla o lo que sea.

En este cacharro la mantequilla nunca está ni demasiado blanda ni demasiado dura. Está en su punto, pero para ello hay que sumergir diariamente la tapa en agua durante al menos 10 minutos, para asegurarnos de que los poros de la arcilla se saturan de agua, es decir, que la arcilla absorbe agua hasta que ya no le cabe más.

butter cooler

Éste agua se va a ir evaporando poco a poco, para lo cual necesita energía (el calor latente de cambio de estado, ¿os acordáis?) y ese calor lo va a tomar tanto del aire del ambiente, como del interior, donde se encuentra la mantequilla. El resultado es que la mantequilla está untable, a temperatura ambiente, pero no se derrite, y tampoco se estropea.

Si en vuestra cocina en verano hace mucho, mucho calor, podéis ayudar un poco a que no se evapore el agua demasiado rápido, teniendo siempre por encima del butter cooler un trapo o una servilleta de algodón o lino mojados.
Este mantequillero, aunque mi hermano no me lo compró en España, ya no se vende, supongo que lo han dejado de fabricar. Buscando por ahí he visto otros modelos distintos, pero yo os voy a decir un truco casero para haceros uno lo más parecido posible al mío: consiste en dos cacharros de barro que por el exterior estén sin esmaltar. Pueden ser un plato y un tazón de sopa castellana, un plato y una ensaladera pequeña, o dos tarrinas o dos cazuelitas de barro.

butter cooler casero

Sobre una de ellas colocamos la mantequilla, y la otra, colocada del revés es la que hace las veces de tapa, para lo cual, antes la habremos sumergido en agua hasta que los poros del barro se hayan saturado. ¡Y ya está!

butter cooler casero

¿Verdad que no puede ser más sencillo? Seguro que el que más y el que menos tiene en casa alguno de estos cacharros de barro que puede utilizar, así que además de fácil, ¡es barato, sostenible y ecológico!

martes, 10 de junio de 2014

Cómo elaborar conservas caseras: salsa de tomate

La salsa de tomate es una de esas cosas que aprendí a hacer sin apenas darme cuenta. Mi madre siempre hacía la salsa de tomate en casa, y unas veces me encargaba que pusiera agua a calentar para escaldar los tomates mientras ella hacia otra cosa, otras veces me pedía que escaldara yo los tomates, o que le diera vueltas a la salsa para que no se pegara, que fuera echando aceite, cebolla y ajo en la sartén..., total, que así, poco a poco, fui aprendiendo el paso a paso de la salsa de tomate, ¡y ni me enteré!. Hasta que llego el día en que me dijo "vete haciendo tu el tomate mientras yo..." y ese día lo hice todo yo sola, y aunque fue la primera vez, en realidad era ya toda una experta, bueno no tanto, pero desde luego que no me pillaba de novata.

conserva de salsa de tomate casera

Y desde esa primera vez han pasado ya muuuuchos años y muuuuchos kilos de tomates a mis espaldas. Sobre todo desde que me viene a vivir al pueblo hace más de 15 años, porque todos los años tengo una buena tomatada en la huerta, así que, para aprovechar bien los tomates y no tirar ni uno, además de hincharme a comer gazpacho y salmorejo, también hago y emboto mermelada de tomate, salsa de tomate y pisto.

conserva de salsa de tomate casera

Y sólo en una cosa he cambiado la receta de mi madre, y es que ni escaldo ni pelo los tomates antes de freírlos. Cuando haces un par de kilos de tomate no importa hacerlo, porque no lleva mucho tiempo, pero con las tomatadas que yo hago, estar escaldando tomates es una pérdida de tiempo que no merece la pena, ya que un pasapurés quita la piel de un modo bastante más rápido.

salsa de tomate casera

Eso por un lado, pero es que por otro lado la piel del tomate contiene las sustancias aromáticas que hacen que el sabor de la salsa sea más intenso, por lo cual es mejor no eliminar esa piel durante el proceso de cocción, para que libere esas sustancias a la salsa.

conserva de salsa de tomate casera

Y como ahora estamos comenzando la temporada de tomates y de otras hortalizas, sin más os dejo la receta, y al final de ésta os explico cómo debéis proceder para realizar las conservas. En realidad es un paso a paso que sirve tanto para el tomate como para las mermeladas, ambos con un pH ácido por debajo de 4,6. Y por supuesto, aunque creo que casi no hacía falta ni decirlo, esta conserva de tomate no tiene ni color con las que se pueden comprar por ahí. Mis hijos, nunca me dicen que no les gusta, y eso que el mayor ha estado comiendo durante 3 años en el cole, pero jamás ha rechazado esta salsa, y en casa no ha entrado nunca ninguna comprada. Sencillamente, ¡está para mojar pan!

Ingredientes:

2 kg de tomates maduros (pero no pasados)
400 g de cebolla (aproximadamente dos cebollas de tamaño mediano)
4 dientes de ajo
aceite de oliva virgen extra
sal
azúcar (opcional)

- lavamos y secamos los tomates
- cubrimos el fondo de una cazuela o sartén con aceite y lo ponemos a calentar. Cuando esté caliente añadimos sobre éste la cebolla y los dientes de ajo, todo ello picado y dejamos que se vaya haciendo despacio
- cuando la cebolla esté transparente y comenzando a dorarse añadimos a la cazuela los tomates troceados. Damos vueltas, añadimos un poco de sal y dejamos que se cueza todo ello, calentando hasta casi el punto de ebullición. De vez en cuando seguimos dando vueltas para que se haga todo por igual y no se nos pegue.
- mientras estemos reduciendo el agua de los tomates dejaremos la cazuela sin tapar. Cuando veamos que la salsa comienza a espesar y que corre peligro de quemarse la retiramos del fuego y la pasamos por un pasapurés. De este modo eliminaremos la piel y parte de las semillas.
- rectificamos de sal, y si los tomates no estaban demasiado maduros y vemos que está un poco ácido añadimos también un poco de azúcar, como una cucharadita. Si aún está un poco liquidillo lo volvemos a poner al calor y seguimos reduciéndolo hasta que nos quede suficientemente espeso.

conserva de salsa de tomate casera

Paso a paso de la conserva:

- escogemos tarros del tamaño adecuado, a mi me gustan de unos 375 ml, porque son más o menos de un sólo uso. Podemos comprar nuevos los tarros con las tapas, o reutilizar los que tenemos, pero en este caso debemos asegurarnos de que las tapas no están golpeadas, y no tienen arañazos, ni óxido por dentro. Yo cuando reutilizo las tapas siempre busco más tapas que tarros, porque a veces exteriormente son perfectas, pero están pasadas de rosca, y eso hasta que no se tapa la conserva no siempre se ve.
- a continuación lavamos los tarros y las tapas y acto seguido los esterilizamos poniéndolos a hervir en una cazuela con agua durante 15 minutos, para el tomate y otras conservas con pH inferior a 4,6 (ácido), no es necesario esterilizar los tarros con la olla. Tanto los tarros como las tapas deben estar totalmente cubiertos de agua.
- una vez esterilizados los tarros los sacamos del agua y los colocamos en un recipiente con agua clara y templada hasta que vayan a ser utilizados, justo en ese momento los dejaremos escurrir colocándolos boca abajo sobre un paño limpio
- a la hora de llenar los tarros deberemos dejar vacío al menos un espacio de un cm (mínimo 5 mm), ya que un sobrellenado puede hacer que más tarde, al calentar para hacer el vacío, haya sobrepresión y que salga producto. Asimismo si dejamos los tarros sin llenar lo suficiente, habrá demasiado aire en su interior y no conseguiremos hacer un vacío óptimo
- conviene realizar un precalentamiento de los tarros antes de cerrarlos, de ese modo conseguimos que el vidrio se temple, evitando que después se rompa por las altas temperaturas, y además nos aseguramos de que el grado de vacío que vamos a obtener va a ser mayor, por lo que la conservación también será mejor. Para llevar a cabo el precalentamiento, colocamos un paño en el fondo del recipiente que vayamos a usar para la esterilización, introducimos los tarros abiertos y llenos de tomate y añadimos agua fría o tibia hasta una altura de uno ó 2 cm por debajo de la boca de cierre, calentamos el agua hasta unos 80ºC durante 5 minutos, y pasado este tiempo sacamos los tarros con cuidado del baño maría.
- introduciendo un cuchillo en los tarros podemos ayudar a que las burbujas de aire asciendan a la superficie, y si el volumen del tomate ha disminuido después de realizar este paso, rellenaremos otro poco los botes
- colocamos las tapas, y si los bordes están sucios, los limpiaremos con un poco de papel de cocina

conserva de salsa de tomate casera

- por último colocamos de nuevo los tarros en el recipiente que hemos usado para su esterilización. Lo haremos en sentido vertical preferentemente, y a continuación llenamos la cazuela con agua hasta unos 4 ó 5 cm por encima de los tarros y los dejamos hirviendo durante 15 minutos. Si esta operación la realizamos en una olla a presión, podemos reducir el tiempo a la tercera parte, es decir 5 minutos, además en este caso no es necesario cubrirlos con agua, basta con llenar la olla hasta una altura de 1/3 de los tarros.
- una vez que han estado con el agua hirviendo durante 15 minutos, conviene que los tarros se enfríen lo antes posible, ya que no se debe prolongar el tiempo que están entre los 40 y los 60ºC, que es un intervalo de temperaturas crítico en el que proliferan rápidamente las bacterias termófilas. Por eso nunca se deben dejar enfriar las conservas en el agua con el que hemos realizado la esterilización, así pues, procedemos a enfríar ese agua añadiendo primero agua templada y después agua fría poco a poco y con cuidado para que el cambio no sea demasiado brusco y que los tarros no estallen, y así hasta que alcancen la temperatura ambiente. En caso de haber usado la olla, antes de hacer esto dejaremos que la olla pierda presión antes de abrirla. Por último dejamos enfriar los tarros a temperatura ambiente fuera del agua. Esto último yo suelo hacerlo con los tarros colocados boca abajo. Después de enfriarse la conserva comprobaremos que se ha hecho bien el vacío mirando las tapas, que deben estar concavas, es decir, algo hundidas hacia el interior del tarro.
- se recomienda etiquetar las conservas para saber cuándo las hemos hecho, y consumirlas en un año, todo lo más año y medio, y a la hora de guardarlas hacerlo en un lugar fresco y a poder ser que no les de la luz directa. Os dejo para que podáis imprimir unas etiquetas como esta, pero con espacios en blanco. Os recomiendo que las pegueis con algo que se pueda eliminar fácilmente de los tarros, engrudo o algo parecido.


Datos:

- conviene hacer el tomate rápidamente, a temperaturas próximas a la de ebullición, para que se evapore el agua, y así concentrarlo, al mismo tiempo que el calor rompe las paredes celulares para que la pectina se libere espesando más la salsa. Si por el contrario lo hacemos despacio lo que obtenemos será una salsa a la que le costará más espesar.
- al cocer los tomates se pierden algunos aromas, pero según parece añadir unas hojas de tomate mientras hacemos la salsa, ayuda a restaurar esos aromas, esto al menos es lo que dice Harold McGee en su libro "La cocina y los alimentos", y aunque aún no lo he puesto en práctica, este año lo pienso probar ;)
- para hacer una salsa de tomate de textura fina a partir de tomates de lata, debemos mirar que entre sus ingredientes no lleven cloruro de calcio, empleado como endurecedor, ya que esto hace que se deshagan peor al cocinarlos.
- aunque mucha gente no esteriliza los tarros antes de su llenado, y los llenan con el tomate muy caliente colocándolos después boca abajo para que hagan vacío con el fin de ahorrarse todo el proceso, la manera correcta de hacerlo es la que os he explicado, y luego cada cual es libre de hacerlo a su manera. En casi 20 años que llevo haciendo conservas jamás se me ha estropeado ni un sólo bote de tomate, ni de mermelada.
- si tenéis miedo por el botulismo, en las conservas ácidas no se desarrolla, así que en este caso no hay peligro.
 - cuando se abre un frasco de conserva vegetal casera conviene consumirlo en el momento, y como máximo guardarlo en el frigorífico 24 horas, si bien las mermeladas y confituras una vez empezado el tarro pueden durar de 15 a 20 días.
- hay quien prefiere congelar las mermeladas y el tomate, pero yo no, por varias razones: primero, porque me parece poco sostenible: tener todo un año un arcón gastando luz para conservar un alimento que puede conservarse sin ese gasto no me parece lógico hoy en día; segundo, porque teniendo los tarros, en cualquier momento te apañas con sólo girar la tapa, sin gastar más energía para tener que usarlo, mientras que si está congelado tienes que dejarlo descongelar un día antes en el frigorífico, o si es en el momento usar el microondas (que yo al menos no tengo). Además, ese tomate congelado se suele quedar bastante aguado y después hay que reducirlo, lo cual además de molesto supone más gasto de energía.

conserva de salsa de tomate casera

En resumen, estoy convencida de que para esta conserva en concreto, el método tradicional es la mejor opción. ¿Vosotros qué pensáis? ¿Conoceis algún otro método?

lunes, 2 de junio de 2014

La carta

Hace algunas semanas que recibí una carta muy especial. Venía de muy lejos, y para mi era doblemente especial, en primer lugar por su contenido, y en segundo lugar por la persona que me la enviaba.

Su contenido eran unas semillas, unas semillas de índigo. Y su remitente era Jo Newman, una mujer a la que admiro por su sencillez y por las cosas tan fantásticas que hace. Jo es una persona que me inspira y que no sé porqué me transmite paz y sosiego. Así es como yo la veo a ella, tranquila, pacífica, sosegada, una artista, con unas manos fantásticas, y muy generosa, porque tiene un blog lleno de entradas en las que comparte todo lo que hace, que es mucho.

semillas de índigo

Fijaos la carta que me envió y el paquete en el que están guardadas las semillas. Algo tan simple y tan lleno de belleza sólo puede venir de alguien que también alberga en su interior esa belleza.

Desde que era pequeña he sentido la inquietud y la necesidad de aprender muchas cosas, que no eran precisamente las que nos enseñaban en el colegio, ni en el instituto, ni menos aún en la Facultad. Muchas de esas cosas con el paso de los años ya las he ido aprendiendo, aunque no las domine. Una de esas cosas, que yo siempre suspiraba por aprender, era hacer bolillos, y es algo que aunque no domino, pero puedo decir que sé hacerlo, he incluso he hecho alguna cosilla yo sola, sin la ayuda de la profesora con la que aprendí.

bolillos

Sin embargo todavía me quedan dos cosas, por lo menos, en mi lista de pendientes, y que antes o después tengo que aprender a hacer, una de ellas es hilar lana y la otra teñir con tintes naturales.

La primera de ellas, hilar lana, ya no es tan extraña para mi, porque aunque aún no puedo decir que sé hacerlo, al menos ya lo he practicado. De la segunda espero aprender algo muy pronto, y por ello estas semillas son para mi tan especiales, ya que el índigo se utiliza como tinte, y con él se obtiene un color añil increíble de puro bonito que es. Espero aprender algo, aunque sea sólo un poco, de esta técnica que tengo anotada en mi lista de cosas que quiero aprender, desde hace tantos años que ya casi ni me acuerdo.

semillas de índigo

Y espero aprender, además, de la mano de Jo y de sus fantásticos tutoriales. Ahora, llevo meses recopilando materiales naturales para cuando me ponga a la tarea, y con estas semillas que me ha enviado, y que espero que broten sin problema, podré conseguir esos colores tan increíbles y que me dejaron embelesada cuando los vi en su blog.

semillas de índigo

¡Muchas gracias por tu generosidad Jo!
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