lunes, 15 de diciembre de 2014

Cake de arándanos en un tarro

Pues sí, ¡ya he caído! La semana pasada os decía que me resistía con todas mis fuerzas a adelantar la Navidad. Pero este fin de semana he tenido que dar mi brazo a torcer, y puedo deciros que oficialmente, en mi casa, ya es Navidad: ¡por fin hemos puesto el Árbol y el Nacimiento!.


Ha sido un fin de semana muy aprovechado. He hecho cabello de ángel, he limpiado una tanda de aceite usado para hacer jabón, y también he horneado el bizcocho que os traigo hoy. Han sido unos días fríos y lluviosos, de esos en los que donde mejor está uno es en casa al calor de la hoguera, así que al fin y al cabo, otra de las cosas que he hecho, lo de colocar los adornos navideños, ha sido todo un planazo. La verdad es que la ilusión que tenían Nuño y Alonso era increíble, daba gusto verles tan emocionados, pero ¿a quién cuando era pequeño no le gustaba la Navidad?


Lo mejor de la Navidad cuando eres niño son las vacaciones y los regalos, ¡claro que cuando eres mayor también!, ¿o a ver quién es el guapo que dice que a él no le gusta estar de vacaciones ni que le hagan regalos?, ¡a mi desde luego que me gustan las dos cosas!.


Pero hay algo que también me gusta hacer, y es regalar, ¿y a vosotros? 

Cuando regalas algo a una persona y sabes que tu regalo le va a gustar es un enorme placer y una gran alegría. Y creo que aún es mayor la alegría si ese regalo perfecto con el que agradas y sorprendes a alguien lo has hecho tu mismo. Por muy sencillo que sea lo que hagas, el hecho de pensar en alguien y de intentar agradarle y dar todo de ti, es un regalo a mayores. Porque el dinero puede comprar muchos y muy caros regalos, pero el mejor regalo que es saber que hay alguien que se preocupa por ti, que te desea lo mejor y que además hace todo lo posible para que así sea, incluso perder parte de su tiempo, ese tiempo que a todos nos falta tan a menudo.


Así que hoy os dejo una idea que quizás os inspire para hacer un regalo. Yo se lo regalé el año pasado a una de mis cuñadas y le gusto mucho. La idea, como no, la he sacado de pinterest, donde he visto algo parecido.


En el interior de un tarro se colocan los ingredientes secos para hacer un bizcocho. El tarro lleva las instrucciones para hacerlo, y la persona a la que se lo regaléis sólo tiene que añadir los ingredientes húmedos para que finalmente le salga un bizcocho colosal ;)


Hay muchísimos modelos de tarros preciosos, aunque las tiendas donde los venden no están precisamente en el pueblo donde yo vivo, así que mi tarro no es precisamente de los más guays, pero si podéis escoger un tarro bonito, el regalo lucirá aún mejor.

La receta es muy sencilla y se puede usar tanto para hacer un bizcocho como para hornear unos muffins, y para hacerla aún más deliciosa lleva unos arándanos, que le dan no sólo un toque de color, sino también un increíble sabor. Yo lo he preparado con harina integral, y de hecho en las etiquetas que he diseñado para que os descarguéis, es lo que he puesto. Podéis hacerlo igualmente con harina refinada y os quedará también exquisito, aunque siempre será mejor la versión integral, sobre todo teniendo en cuenta que muchas personas no toman demasiada fibra en su dieta.

¡Espero que os guste!


Ingredientes:

375 g harina integral
140 g de azúcar moreno
125 g mantequilla fundida
150 g arándanos
10 g levadura química
250 ml de leche
2 huevos batidos ligeramente

- precalentar el horno a 210ºC. Tamizar la harina y la levadura y añadir el azúcar y hacer un volcán en el centro
-añadir la mantequilla, la leche y los huecos en ese volcán y mezclarlo todo, pero sin batirlo en exceso, pues debe quedar algo grumoso
-por último, añadir los arándanos,  colocar la masa en un molde previamente engrasado y hornearlo durante unos 40 minutos (como siempre os digo, ojo con vuestro horno porque el tiempo puede variar)

Para el tarro:

- buscamos un tarro de unos 750 cc de capacidad
- colocamos en la base la harina y sobre esta el azúcar. Calcamos bien para que ocupen el menor volumen posible y colocamos los arándanos en la parte superior.
- en el tarro colocamos la etiqueta con las instrucciones y también lo podemos adornar con un lazo o con rafia, y ¡listo para regalar!
https://dl.dropboxusercontent.com/u/81987997/etiquetas.pdf

Sugerencias:

- como ya os he dicho antes, también podéis usar la receta para hacer muffins, de hecho, yo la he sacado de un libro llamado El libro esencial de la cocina vegetariana, y es una receta de muffins

martes, 9 de diciembre de 2014

Naranjas con nueces y miel

Hoy os voy a mostrar una manera distinta y deliciosa de comer nueces y naranjas, dos de los frutos más característicos que nos trae el otoño. Recuerdo que cuando aún vivía con mis padres me preparaba esto para cenar con bastante frecuencia. Lo que no sé es de dónde saqué la idea, o si es algo que se me ocurrió a mi de buenas a primeras.

 Las primeras naranjas de la temporada, con ese ligero toque ácido me encantan, las prefiero sin lugar dudas a cualquier naranja extra dulce.

Naranjas con nueces

Seguramente que os esperabais que mi entrada fuera un poco más navideña, incluso más elaborada, porque la verdad es que esto de hoy no tiene mucha ciencia. Pero en realidad creo que es algo muy apropiado para estos días que se avecinan.

Naranjas con nueces

En primer lugar como ya os he dicho antes, es una receta con productos de temporada, pero además es una opción muy socorrida para preparar un día de esos en que te apetece comer algo, pero no sabes qué, y que de puro cansancio o apatía no tienes ganas de ponerte a cocinar. Uno de esos días en los que te gustaría que alguien se apiadara de ti y te preparase la cena, solo que no hay ningún alma caritativa que lo haga :(

Además me parece muy indicada en estas fechas en las que, aunque no queramos, nos vamos a exceder con los dulces, con la comida, incluso puede que con la bebida, así que nada mejor para compensar esos excesos, que algo ligero y refrescante como la fruta.

Naranjas con nueces y miel

No sé cómo lleváis vosotros el tema de la Navidad, pero yo me resisto. Sí, me resisto a empezar ya con el ambiente navideño en casa. Me parece demasiado pronto, al fin y al cabo estamos a primeros de diciembre, y la Navidad es a finales. Sé que es inútil resistirse, pero lo intento.

Naranjas con nueces y miel

Es difícil, porque es ir contracorriente, también lo sé. Los niños en el cole ya están en plan Navidad, los supermercados, la tele, las calles, todo está ya preparado para la Navidad. Todo, menos yo.

Naranjas con nueces y miel

Hasta que no llegue este próximo fin de semana no pienso poner en casa ningún adorno navideño. A los niños les gusta la Navidad y todo lo que la envuelve, regalos, familia, vacaciones... les gusta ayudarme a poner el Nacimiento y el Árbol de Navidad...

Alonso y Nuño están exultantes de alegría, diciendo que este es su mes favorito porque vienen los Reyes, Papá Noel, hay vacaciones..., la verdad es que ver lo ilusionados que están también es una alegría para mi, pero estar medio mes esperando que lleguen los días en cuestión se les hace largo, cada día se les hace más pesado seguir yendo al colegio, se ponen nerviosos, les altera pensar en todo ello, así que yo intento que sus ánimos se calmen  retrasando al máximo algo que finalmente es inevitable, por que si al menos en casa les freno un poco ese espíritu navideño anticipado, creo que no estarán tan ansiosos por la espera, ¿no os parece?

Naranjas con nueces y miel

Ingredientes:

naranjas
nueces (mejor del país)
miel, a mi me gusta la de brezo

- hoy no os pongo cantidades porque la receta es tan sencilla como lavar 2 ó 3 naranjas, pelarlas y trocearlas. Sobre las naranjas colocamos un puñado de nueces peladas, y por encima de todo ello, si queremos endulzarlo ligeramente,  añadimos una cucharada de miel.

Sencillo, rápido, exquisito, sano, mediterráneo y no sé cuántas cosas más. ¿Qué más se puede pedir?

Naranjas con nueces y miel

Sugerencias:

- sólo una: ¡no os paséis con la miel!, con una cucharada o menos es suficiente ;)

martes, 2 de diciembre de 2014

Croquetas de boletus confitados y gambas

Una de las mejores cosas que nos trae el otoño son las setas. Siempre que no nos arriesguemos a coger, y mucho menos a comer, aquellas que no conocemos.

Según la sabiduría popular, para que salgan níscalos es necesario que llueva a finales de agosto o en las primeras semanas de septiembre, y la verdad es que por lo que yo recuerdo normalmente ha sido así durante estos últimos años.

cesta de níscalos

Y precisamente por eso yo estaba convencida de que este año no íbamos a ver ni un sólo níscalo, a no ser como esos de arriba, en fotografía. Pero por suerte no ha sido así. Inexplicablemente, y a pesar de no haber llovido en las fechas señaladas, hay un montón de níscalos, y digo hay, en presente, porque aún quedan.

Pero no sólo níscalos, sino que también ha habido muchos boletus. Nosotros nos hemos dedicado sólo a recoger los primeros, porque en nuestras salidas con los niños, íbamos un poco a lo seguro. A pesar de eso, gracias a nuestro vecino, hemos podido comer unos boletus deliciosos, ya que un día apareció en casa con una caja bien hermosa llena hasta los topes. Vecinos así hay que cuidarlos ¿no os parece?

boletus

Para mi, la mejor manera de conservar tal cantidad de setas es confitarlas, ya que de ese modo no tienes que comerlos todos de golpe y tampoco les das tiempo a que se estropeen. Otra solución es congelarlos, y de hecho en alguna ocasión por falta de tiempo he recurrido a ello, pero donde esté el confitado que se quite lo demás, porque el sabor de los boletus, y el del aceite con el que los confito es especial.

boletus confitados en aceite de oliva

Con los boletus, aparte de los típicos revueltos, me gusta hacer croquetas, comerlos con pasta o echarlos a algún guiso de carne con patatas.

Las croquetas suelen ser para mi un comodín de lo más rápido para las cenas de los niños. No se las pongo más de un día a la semana, pero el típico día que andas pillada de tiempo y no sabes que hacer de cena, sacar unas croquetas del conge y freírlas te saca del apuro.

Croquetas de boletus confitados y gambas

Sólo tengo un problema con las croquetas, y es que a Alonso le gusta que sean "de nada".

Yo: - hoy tenemos croquetas para cenar
Alonso: - ¿pero de qué son mamá?
Yo: ¿pues de que van a ser? son de las de siempre, "de nada", ¡las que a ti te gustan!

Y así, se come las croquetas "de nada", que unas veces son de bacalao, otras de pechuga de pollo, otras de jamón...y otras, de boletus con gambas, como estas que os traigo hoy.

Croquetas de boletus confitados y gambas

¡Hay qué ver las manías de los niños! Yo no recuerdo tener de pequeña tantas manías como tienen estos hijos míos. Y ya os he comentado en alguna ocasión que si no comen de todo no será porque en casa no lo vean, porque comemos de todo. Bueno, o casi, porque tema casquería y cosas de esas poco, pero legumbres, frutas y verduras, que es lo fundamental, no faltan nunca en casa.

Croquetas de boletus confitados y gambas

Espero que la cosa con el tiempo se arregle. De momento el otro día me llevé una gran alegría. Estaba yo comiéndome un plátano mientras ayudaba a Alonso con sus deberes, y se ve que le llegó el olorcillo y no pudo resistirse a pedirme un poco, "para ver si le gustaba". Y como le gustó, después se comió un plátano entero. ¿Cuándo dejo de gustarle el plátano? Ni idea. Sólo sé que cuando tenía un año se comía él solito el plátano a mordiscos, y que en casa nunca ha dejado de haber plátanos, así que para mi es un misterio saber por qué de repente dejó de querer comer plátanos, y tantas otras cosas que, de un día para otro, me dice que ya no le gustan. Eso sí, con las chuches no le pasa nunca, por más que tengan una pinta de lo más asquerosa.

Croquetas de boletus confitados y gambas

Y volviendo a las croquetas, que me voy por los cerros de Úbeda, yo las hago como mi madre. Las hago a mano, y con aceite de oliva. Cuando era muy jovencita, mucho más que ahora, recuerdo que a veces organizábamos meriendas en la bodega de una amiga. Cada uno llevaba una cosa, y yo en estas ocasiones solía preparar una empanada, o una tarta de manzana o croquetas. ¡No duraban ni medio asalto! y eso que por aquel entonces yo no las hacía de boletus, que no los tenía tan a mano como ahora.
Croqueta de boletus confitados y gambas

En cualquier caso os dejo aquí la explicación de cómo las hice, y también de cómo tenéis que hacer para confitar las setas.

Croquetas de boletus confitados y gambas


Ingredientes:

300 g harina
300 g boletus confitados
250 g gambas peladas (yo usé congeladas)
1 cebolla mediana
1 litro de leche entera
2 huevos
pan rallado
sal
aceite de oliva virgen extra

- para confitar los boletus, primero los limpiamos con un trapo húmedo por encima, sin meterlos bajo el grifo, y después los laminamos, pero no demasiado finos. Ponemos aceite en una cazuela, y le añadimos los boletus de modo que queden casi cubiertos completamente por el aceite, y calentamos a fuego muy muy suave, a unos 60ºC. De este modo los boletus se cocerán en el aceite, al tiempo que se evaporará el agua que contienen. En unos 20 minutos ya estarán listos, entonces los retiramos del fuego, los separamos del aceite y esperamos a que se enfríen

- para las croquetas: en una sartén grande ponemos a pochar la cebolla picada en trozos muy pequeños con unos 125 g de aceite, a poder ser del que hemos usado para confitar los boletus. Cuando la cebolla esté lista añadimos las gambas troceadas y les damos un par de vueltas antes de añadir la harina. Dejamos que la harina se haga durante un par de minutos en el aceite, pero sin que se llegue a dorar, y a continuación añadimos los boletus, les damos otro par de vueltas en el aceite y por último añadimos la leche poco a poco, dando vueltas a todo rápidamente para que no se formen grumos.
- según vaya hirviendo la besamel, añadimos la sal, vamos dándole vueltas y seguimos añadiendo leche, hasta que la masa quede con la textura deseada, que no será demasiado blanda ni muy dura. Normalmente cuando se consigue esa textura la masa se suele despegar ella sola de las paredes de la sartén.
- una vez que la masa está lista la vertemos sobre una fuente amplia y dejamos que se enfríe, después, con la ayuda de dos cucharas hacemos las croquetas.
- batimos los huevos en un plato y rebozamos las croquetas en el huevo y seguidamente en pan rallado, y ya las tenemos listas para freír, o bien para congelarlas.
- a la hora de freír debemos calentar bien el aceite, pero sin que llegue a humear, y entonces ponemos las croquetas sobre éste dejando que se doren por toda su superficie. Después, es muy aconsejable dejar escurrir el aceite de la fritura dejando las croquetas sobre papel absorbente.

Croquetas de boletus confitados y gambas

Sugerencias:

- lla leche la suelo echar a temperatura ambiente, sin calentarla
- supuestamente las croquetas se deben rebozar en harina, huevo y pan rallado, pero yo el primer paso me lo salto y quedan también muy ricas, quizás porque el pan rallado que uso lo rallo yo en casa con los restos de pan que se quedan duros
- cuando frío las croquetas que tengo en el congelador lo suelo hacer con el aceite algo menos caliente que al freír las croquetas sin congelar. De este modo a la vez que se fríen se van descongelando. Lo hago en sartén, no tengo freidora.
- es importante no cargar la sartén de croquetas para que cuando las tengamos que dar la vuelta no tengamos problemas, mejor hacerlo en varias tandas
- muchas veces hago las croquetas con harina integral. El sabor sigue siendo exquisito, y son una opción más saludable que las que se hacen con harina refinada y además mis hijos ni lo notan.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Solomillo de cerdo con cebollitas confitadas y membrillos

Este sábado fue uno de esos días que nos solemos escapar a comer al campo. Hacía tan bueno que daba pena quedarse encerrado en casa, así que en cuanto Óscar llegó a mediodía, empaquetamos la comida, la cargamos en la pick-up, cogimos también la mesa y las sillas y marchamos al monte.

cebollas rojas,  aceite de oliva y pimienta

Hay que aprovechar estos días soleados y templados porque por está época ya no abundan. Una comida en el campo y un paseillo después, y te cargas de vitamina D y de montones de energía positiva. Por lo menos yo en este tipo de salidas recargo las pilas a base de bien.

Y como nos pilla cerca de casa, pues la comida iba directamente en la olla, tan ricamente. Bien cerrada y calentita. Ni tuper ni nada, en la misma olla en la que la había hecho.

Esto me recuerda la primera olla que tuve cuando empecé a vivir yo sola. Era una olla muy pequeñita, de 18 cm de diámetro, una cucada, casi de juguete. ¡Perfecta para mi, que por entonces también vivía en una casita de juguete! ¿Alguna vez os habéis preguntado porque las cosas pequeñas nos parecen tan bonitas?

membrillos cocidos

Desde entonces, como se suele decir, ha llovido y ha escampado. La olla aún existe, pero se la dí a mi madre cuando yo me compré otra de tamaño familiar. Y os confesaré algo: soy adicta a la olla. Casi todos los días la uso. Hago en ella las legumbres, los purés y las verduras. La uso también para esterilizar ciertas conservas que requieren una temperatura y una presión mayores que las que se alcanzan con un simple baño maría. Y también hago en ella la pasta, el arroz y la carne. Si se controlan bien los tiempos y la presión la comida queda perfecta.

Solomillo de cerdo

Otro día os explicaré más cosas sobre la olla y las razones por las que me gusta tanto usarla. No sé si vosotros la usareis tanto como yo o si sólo lo hacéis de vez en cuando, pero la receta que os traigo hoy es perfecta para que la hagáis con la olla y veáis el resultado.

En otras ocasiones esta misma receta la he hecho en el horno, pero creedme si os digo que no merece la pena encender el horno, precalentarlo y tenerlo encendido después durante más de media hora, cuando en la olla, sin precalentar, se tardan como mucho 15 minutos. Es un gasto de energía, de dinero, y de tiempo.

Solomillo de cerdo con cebollitas confitadas y membrillos
Solomillo de cerdo con cebollitas confitadas y membrillos

Con esta receta voy a participar en el concurso de recetas para el Día de Reyes, que organizan la página Claudia & Julia y Top Chef la revista.

Aunque en realidad sirve para cualquier día, me parece una receta de lo más indicada para el día de Reyes por varias razones, la primera, como os acabo de comentar, por lo rápida que es de hacer.

Otra razón es que este solomillo es de esas recetas que ganan de un día para otro, con lo que se puede preparar la víspera. Así, mientras los Reyes Magos colocan los regalos, nosotros podemos ir haciendo la comida del día siguiente ;)

Solomillo de cerdo con cebollitas confitadas y membrillos

Los que tenemos niños pequeños sabemos el lío que se prepara en casa ese día. Nos gusta estar con los niños y disfrutar de su alegría y de la ilusión que les hacen los regalos. Incluso si tenemos suerte, puede que nos toque montar una granja de playmobil o algo parecido. Así que, cuando te das cuenta, se ha pasado más de media mañana y aún estás en pijama, sin duchar, las camas sin hacer, todo lleno de papeles y bolsas por el medio, ¡y la comida sin hacer! Solución: dejar la comida hecha el día antes. Así, incluso te puedes permitir el lujo de salir al bar de la plaza a tomar...¡un mosto!

Solomillo de cerdo con cebollitas confitadas y membrillos

Pues ¡manos a la obra!, os dejo con este solomillo al que no hay que hacerle nada especial para que resulte sabroso,  tierno y ¡delicioso! Y aunque la salsa que lleva es de cebolla, le daremos un toque especial acompañándolo con unas cebollitas confitadas (¡me encanta la cebolla!) y con membrillo. Con una buena ensalada no se necesita nada más para comer ese día. Bueno, excepto quizás un buen postre, que podría ser, por ejemplo, una deliciosa compota de frutas secas, sin azúcar, muy adecuada también en esta época del año.

Solomillo de cerdo con cebollitas confitadas y membrillos

Si aún no tenéis en vuestra despensa membrillos id buscándolos en el mercado. Sólo tenéis que conservarlos en un sitio fresco para que os aguanten hasta esa fecha. Yo los tengo en un porche que ahora está a unos 13ºC, así que en cualquier balcón o terraza, sobre todo si dan al norte, se os conservarán estupendamente.

Ingredientes:

(aproximadamente para 4 personas)
1 solomillo de cerdo
1 cebolla mediana (200 g)
125 ml caldo de verduras
300 g cebollitas para confitar
400 g membrillos (4 pequeños aprox.)
sal,
coñac
pimienta negra (molida y en grano)
aceite de oliva virgen extra

cebollitas confitadas:
- lavamos las cebollitas, las pelamos y las colocamos enteras en un cazo con unos 125 g de aceite. No es necesario cubrirlas enteras con el aceite, sólo hasta la mitad, ya que poco a poco su tamaño se irá reduciendo, con lo que el aceite terminará por cubrirlas del todo. Ponemos a calentar el aceite con las cebollitas y lo dejaremos cociendo a fuego muy muy lento, de este modo las cebollitas irán evaporando el agua que tienen y se cocerán en el aceite
membrillos:
- por otro lado lavaremos los membrillos y sin pelarlos, los cortaremos a la mitad y los pondremos a cocer en agua durante al menos 5-10 minutos, o más tiempo si son muy grandes, hasta que estén blandos pero sin que lleguen a deshacerse. Cuando estén cocidos les colocamos en un escurridor y esperamos a que se enfríen. Una vez fríos, les quitamos las semillas, incluyendo la zona de alrededor de éstas que es también dura, y los cortamos en gajos de aproximadamente 1 cm de espesor. En una sartén añadimos un poco de aceite, muy poco, lo justo para manchar el fondo, y cuando esté caliente colocamos encima las rodajas de membrillo para que se doren. Con cuidado, les damos la vuelta, para que queden igual por ambos lados
solomillo:
- cubrimos el fondo de la olla de aceite y pochamos lentamente la cebolla, picada en trozos muy pequeños, hasta que quede blanda y medio transparente.
- cuando la cebolla esté lista la retiramos de la olla y la reservamos aparte. En el mismo aceite colocamos el solomillo, lo doramos por toda su superficie, y cuando esté le añadimos sal y pimienta (en polvo y unos granos), la cebolla pochada que teníamos reservada, el caldo, y un chorrillo de coñac. Cerramos la olla y dejamos que alcance la presión máxima. Desde ese momento lo dejaremos cociendo durante unos 12-15minutos. Al cabo de ese tiempo retiraremos la olla del fuego.

A la hora de servirlo colocaremos en el plato una porción de solomillo acompañada por 2 ó 3 cebollitas y por un poco de membrillo.

Sugerencias:

- yo usé cebollas rojas porque tenía un resto en casa, pero podéis hacerlo con cualquier tipo de cebolla
- si no conseguís membrillos podéis hacerlo con manzanas reinetas, pero en este caso no es necesario cocerlas, sólo debéis hacer el paso de la sartén. A vuestra elección dejo que la peléis o no. Los membrillos tienen la piel muy fina y no es necesario, pero las manzanas igual la tienen algo más gruesa. En cualquier caso la piel es fibra, así que no nos vendrá mal
- si vuestros membrillos son muy grandes los podéis cortar en cuartos en vez de en mitades para que se cuezan antes. Pinchándolos con un tenedor o brocheta sabréis cuando se han ablandado
- si no tenéis caldo podéis añadir agua en su lugar
- si lo queréis hacer en el horno lo precalentáis primero y lo horneais a 180ºC durante unos 40 minutos. Como siempre os digo, este tiempo va a depender un poco de cada horno, y en este caso también del tamaño del solomillo, así que vigilad la carne para que no se os haga más de la cuenta. Os podéis ayudar también tapando con papel de aluminio la bandeja donde lo vais a hornear para que no se dore más de la cuenta.
- y si os apetece un primer plato o algo más acompañando a este solomillo, os recomiendo un puré de patata espesito o una rica sopa...por ejemplo ¡de cebolla! ;)
- en caso de que lo hagáis el día anterior, dejad el paso de freír los membrillos justo para el último momento, antes de servir la carne. En cuanto a las cebollitas con templarlas ligeramente, también un poco antes de servir el plato, será suficiente.

espino y cesto con hojas de roble secas

las estrellas de tela que veis como adorno son muy fáciles de hacer: tenéis que buscar, o dibujar vosotros mismos, un patrón de estrella, lo recortáis en un cartón y con esta plantilla marcáis sobre una tela blanca, con un rotulador de los que se usan para patchwork, que se borran con agua, o con un lápiz. Cogéis dos piezas de estrella, las encaráis y con hilo y aguja vais dando puntadas todo alrededor cerrando la estrella. Antes de cerrarla del todo metéis dentro un poco de miraguano lo repartís bien por el interior y termináis de cerrar la estrella.  ¡Es muy fácil de hacer, incluso para alguien que no sepa coser!. Podéis hacer estrellas de distintos tamaños y unirlas por medio de un lazo, cuerda o un trozo de rafia, para formar una guirnalda, o colocarlas de adorno en vuestro Árbol de Navidad.

estrellas de tela

viernes, 14 de noviembre de 2014

Tartaletas de membrillo

Desde que terminó el verano, el de verdad, o mejor dicho, desde que comenzó el curso escolar, no habíamos vuelto a tener ninguna visita familiar, pero el pasado domingo vinieron a pasar el día con nosotros una de mis hermanas con su marido y sus niñas, y la verdad es que se agradecen las visitas.

membrillos

Nosotros estamos siempre tan liados, entre la huerta y el trabajo, que no salimos a ningún sitio, al menos a ningún sitio llamado ciudad, ya que bodas, bautizos, comuniones y demás eventos siempre son en fin de semana. 

rosa, espadaña, níscalos, gallaritas

Por supuesto que la comida familiar fue en casa, y claro, todo, o casi todo, a base de productos de nuestra huerta, o de nuestro monte, como los níscalos que nos zampamos.

Puse un plato único, junto con una buena ensalada. En casa la ensalada no nos falta prácticamente ningún día, pero el domingo era obligatorio hacerla, ya que uno de nuestros invitados es diabético, y por eso el rico postre que tomamos, las tartaletas que os traigo hoy, fue también con cero azúcar añadido, y ha querido la casualidad que justo hoy, Día Mundial de la Diabetes os las traiga.
 
lavando membrillos

La única fuente de hidratos de carbono refinados que lleva este  postre es la harina, pero lleva una capa tan finita de masa, que junto con los trozos de fruta que tiene por encima y la fibra que éstos aportan, seguro que es tolerable para aquellos que tengan problemas de azúcar en la sangre.

membrillos en escurridor

Con estas tartaletas, además, compenso un poco el considerable chute de hidratos de carbono que os dejé aquí con el flan de castañas, así que Helena, si te pasas por aquí, que sepas que aunque lo de las castañas no lo puedas catar, lo que traigo hoy seguro que te encanta.


gajos de membrillos

Y como ya habréis leído en el título, y estáis viendo en las fotos, la fruta que llevan por encima es membrillo. Sí, habéis visto y leído bien, membrillo.

Es una fruta que nunca comemos en crudo y que parece que está condenada a servir sólo para elaborar el típico dulce de membrillo, pero no tiene porqué ser así.

tartaletas de membrillos

El año pasado fue un mal año de membrillos, en cambio, este año ha habido para dar y tomar. De hecho había tantos, que algunos no han podido engordar y se han quedado chiquitines. Pequeños y muy bonitos, ¡parecían de juguete!. Y precisamente con esos membrillos es con los que yo he jugado a las cocinitas y con los que he hecho estas increíbles tartaletas que tomamos de postre el domingo, acompañándolas, que todo hay que decirlo, con un chupito del estupendo licor de nueces verdes que este verano os expliqué cómo hacer por facebook, y que si Dios quiere la próxima primavera publicaré, para que si os gusta lo podáis hacer.

tartaletas de membrillos y té
tartaletas de membrillos
tartaletas de membrillos

Y volviendo a las tartaletas, son tan versátiles que si no disponéis de membrillos también podéis prepararlas con otro tipo de fruta, como peras, o manzanas.

Son pura delicatessen. La masa es crujiente y muy ligera, no empalaga, y sin llevar ni un solo grano de azúcar ni ningún otro tipo de edulcorante, tiene el dulzor exacto. El acidillo del membrillo, junto con la masa forman una combinación de sabores perfecta y armoniosa.

tartaletas de membrillos

Es una manera distinta de tomar fruta, y sobre todo, de tomar un tipo de fruta que normalmente tomamos con gran cantidad de azúcar, y que en este caso el azúcar "ni lo huele".

tartaletas de membrillos

Os aseguro que es un postre con el  que sorprenderéis a vuestros invitados, igual que hice yo, porque no sospechaban que la deliciosa fruta que estaban comiendo fuera membrillo. Es uno de esos postres que debemos anotar en nuestra lista de "comidas para invitados", porque vais a quedar mejor que cualquier masterchef ;)

Yo, por mi parte, terminé merendando las pequeñas tartitas que sobraron, pero esta vez acompañándolas con una rica infusión, que por supuesto, tampoco llevaba azúcar.

Ingredientes:

1 kg de membrillos
350 g harina todo uso
100 g mantequilla a temperatura ambiente
1 huevo
agua fría (de 4 a 8 cucharadas)
un pellizco de sal

para los membrillos:
- primero los lavamos, y después, como son muy duros, para que las rodajas sean fáciles de cortar sin que se nos rompan lo primero que haremos será partirlos a la mitad y cocerlos en agua hirviendo durante 5 ó 10 minutos (según su tamaño), hasta que estén blandos, pero sin llegar a estar cocidos del todo
- los dejamos escurrir y enfriar, y a continuación partimos cada mitad en dos, con los que tendremos los membrillos partidos en cuartos. Cogemos estos trozos y les quitamos la parte de las semillas, incluida una zona que rodea a las semillas y que tiene como unos granitos que son duros
- cortamos después esos cuartos en láminas lo más finas que podamos y los reservamos. Al estar cocidos ya no se nos van a poner feos por la oxidación
para la masa:
- mezclamos el huevo y la harina con la mitad de la mantequilla y la sal y mezclamos. Añadimos poco a poco el agua hasta conseguir que la masa quede manejable y no nos cueste amasarla, pero sin que quede demasiado blanda, no se tiene que pegar, sino que tiene que estar más bien tirando a durilla. El número de cucharadas de agua variará en función de la fuerza de la harina y de su grado de humedad.
- estiramos la masa con el rodillo, la tapamos con film o con papel de hornear y la dejamos en el frigorífico durante media hora
- pasado ese tiempo colocamos la masa en la encimera y sobre esta la mantequilla restante. Vamos a plegar varias veces la masa para hacer que sea un poco hojaldrada, pero sin tanto cuidado como cuando hacemos el hojaldre de verdad. Va a ser un hojaldre chapucero y rápido, pero igualmente exquisito. Plegamos la masa sobre la mantequilla y con el rodillo presionamos y estiramos. Aunque se salga un poco la mantequilla no importa, volvemos a plegar la masa en tres, igual que para el hojaldre la giramos 90º y volvemos a estirarla. Repetimos esto tantas veces como sea necesario para que al final la mantequilla quede integrada en la masa. Si a mitad de camino vemos que se vuelve difícil trabajar con ella porque la mantequilla está demasiado blanda, la metemos 5 ó 10 minutos en el congelador y después seguimos.
- cuando la masa esté lista la estiramos sobre la encimera hasta que quede de unos 3 mm de espesor. Podemos cortar la masa en porciones más pequeñas para que nos resulte más fácil. Una vez que tenemos la masa estirada, la colocamos sobre el papel de hornear y con un aro de 10 cm de diámetro recortamos las tartaletas.
- colocamos las rodajas de membrillo sobre la masa y las introducimos en el horno, precalentado a 200ºC durante unos 20 minutos. Finalmente las dejamos enfriar sobre una rejilla


Sugerencias y datos:

- también podéis usar hojaldre comprado, pero aseguraos de que está hecho con buenos ingredientes, como por ejemplo con mantequilla, y no con grasas vegetales, en el Lidl tienen, pero ojo, que también tienen del malo.
- si vuestros membrillos fueran muy grandes y al colocar las rodajas sobre las tartaletas se salieran de estas, también podéis cortarlas con forma rectangular y colocar las rodajas en fila una detrás de otra
- no hace falta pelar los membrillos, ya que tienen una piel tan fina que ni se nota, y que le va a aportar al nuestro postre fibra
- conviene cortar las tartaletas sobre el papel de hornear, porque si las cortamos sobre la encimera y después las colocamos en el papel, por el camino van a perder la forma redonda tan perfecta y van a quedar más feas
- si no lo podéis resistir, porque sois demasiado golosos, podéis también añadir por encima del membrillo un poco de azúcar, pero yo que soy muy muy golosa os aseguro que no es necesario
- por cierto, por si no lo sabíais, el membrillo estriñe
- podéis sustituir los membrillos por manzanas reinetas
- si estáis interesados, en el blog Diabetes en la red, Ana comparte muchísima información sobre la diabetes

martes, 4 de noviembre de 2014

Flan de castañas con crujiente de caramelo

No sé vosotros, pero yo ya estaba echando de menos el frío que solía hacer otros años por estas fechas. Y no es que no me guste el calorcillo que ha estado haciendo durante estos últimos días, no, que sí me gusta. Me gusta no tener que encender la estufa, o hacerlo sólo un ratillo por las noches, que es cuando bajan algo las temperaturas. Me gusta tender la ropa y que se seque al sol. Me gusta abrir las ventanas de casa de par en par por las mañanas para que el aire y los rayos del sol entren en las habitaciones. Me gusta no tener que estar tapándome con abrigos y poder salir a la calle casi en mangas de camisa; me gusta sacar cada día las calabazas al sol para que se sequen. Me gustan los colores de los días soleados del otoño, y me gusta, que gracias a este tiempo tan agradable, todavía pasamos mucho tiempo en la calle, a pesar de lo que se nos han acortado ya los días, y más desde que nos cambiaron la hora la semana pasada. Me gusta, que los niños aún pasan gran parte de su tiempo de juegos en el patio, alejados de la televisión. Me gusta, que también gracias a estos calores, seguimos realizando esas improvisadas comidas campestres que tanto nos gustan y con las que tanto disfrutamos los cuatro, pero en especial Nuño y Alonso. Y me gustan muchas cosas más.

Flan de castañas con caramelo

No recuerdo ningún otoño tan cálido como el de este año. Hasta donde la memoria me alcanza, siempre ha hecho frío por estas fechas, y aunque no siempre se cumple el refrán de "por los Santos, la nieve en los altos", lo cierto es que la mayoría de los años así es. Y será por eso que el cuerpo lo nota, porque al fin y al cabo Palencia no es Canarias, y aquí nos hemos acostumbrado a que en septiembre, o como mucho en octubre, comienzan las heladas, y el frío. Nuestro cuerpo, o por lo menos el mío, lo echa de menos, a pesar de que por otro lado me alegre del buen tiempo.
Flan de castañas con caramelo


Y es que el frío del otoño, y el del invierno, también tienen sus cosas buenas, aunque a veces no las veamos. Porque me gusta encender nuestras estufas de leña, y me gusta el aroma de la madera quemándose lentamente, el humo que se desprende de las chimeneas, el calor de hogar. El salón con la estufa encendida tiene una luz distinta, otra calidez que te envuelve y te arropa. Me gusta estar acurrucada en el sofá, tapada con la manta de punto, con la estufa encendida, leyendo, o viendo la tele. Me gusta aspirar el maravilloso olor de las cáscaras de naranja secándose en la estufa, y estar en casa los cuatro juntos, al calorcillo, mientras en la calle no hay quien pare de frío. O abrigarnos de arriba a abajo y salir a dar un paseo por el monte. Coger setas. Pisar la nieve o los charcos helados. Me gustan las ramas de los árboles cubiertas por la helada, y si hay suerte, por una buena cencellada.

Y me gusta asar castañas en el horno de nuestra estufa de leña.

Creo que hará un mes más o menos que se presentó Óscar en casa con unas castañas. Las primeras de la temporada. Las coloqué en un cesto, a la espera para asarlas, y allí se quedaron olvidadas, porque al no encender la estufa, ni me volví a acordar de ellas.

cesta de castañas

Así que cuando Óscar me preguntó un día por las castañas, las pobres estaban ya duras y secas, pero a pesar de todo las he aprovechado, porque si se puede evitar, ¡aquí no se tira nada!

Flan de castañas con caramelo

Y esta vez sí se pudo evitar, aproveché las castañas muy bien, haciendo unos flanes originales, exquisitos y con un increíble sabor a castaña. Y encima lo hice muy rápido, ya que los cocí en mi cazuela horno, que últimamente cada vez la uso más. Os animo a que si tenéis la oportunidad uséis una de estas cazuelas, porque seguro que os va a sorprender muy agradablemente.

níscalos, niños, hojas de roble, calabazas, cazuela horno

Ni que decir tiene que aún os animo más a que hagáis y probéis este delicioso flan, que junto con el crujiente de caramelo es todo un pecado, que aunque sólo sea una vez, debemos cometer. No es para tomarlo todos los días, pero para una ocasión especial es un postre rápido y fácil de hacer que nos hará quedar mejor que bien.

Ingredientes:

unos 200 g de castañas (150 g ya cocidas y peladas)
60 g azúcar
3 huevos
200 ml nata
50 ml leche entera
1 cucharadita (tsp) anises
Para el caramelo:
100 g azúcar

- en un cazo añadimos las castañas, a las que habremos practicado un pequeño corte en la cáscara, junto con los anises y ponemos todo a hervir. Cuando las castañas estén blandas las retiramos del agua, esperamos a que se enfríen y las pelamos
- mientras se cuecen las castañas preparamos caramelo. Ponemos a calentar 100 g de azúcar en un cazo y removemos hasta que se funda y adquiera un color dorado. Entonces parte de ese caramelo lo repartimos en el fondo de varias flaneras invididuales, yo usé 5, y el resto lo echamos sobre un trozo de papel de hornear y lo extendemos intentando formar una lámina que dejaremos enfriar.
- mezclamos en un vaso alto las castañas peladas con el azúcar, la nata, la leche y los huevos y lo batimos con ayuda de una batidora hasta que la mezcla quede homogénea
- repartimos la mezcla en las flaneras, las tapamos con papel de aluminio y las ponemos a cocer al baño maría en el horno, en una olla, o en mi caso, en una cazuela horno. En cuanto el agua comenzó a hervir los flanes tardaron 15 minutos en cocerse.
- A la hora de servirlos los desmoldamos sobre un plato, y los adornamos con un trozo del caramelo que teníamos enfriándose en el papel de horno


Sugerencias y datos:

- también podéis hacer un único flan en una flanera grande
- los anises se añaden al agua de cocer las castañas para minimizar el riesgo de que nos causen gases, al ser estas muy ricas en hidratos de carbono
-si queréis reducir los hidratos de este postre, podéis prescindir del crujiente de caramelo
- esta receta la he adaptado de una llamada Pastel de castañas con dos azúcares de Juan González, que encontré en el libro Aragón, de la colección Nuestra cocina
- ¡por fin nos ha llegado el frío!, y como era de suponer, de golpe. Esta noche la temperatura ha bajado a 1ºC, y la máxima prevista para hoy es de 9ºC, aunque la sensación térmica no pasará de los 5ºC. ¿Cuándo nos llegará de nuevo el calor? ;)

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