lunes, 29 de abril de 2013

Pan de centeno

Hace más o menos 15 años me vine a vivir aquí, a un pequeño pueblo de apenas 400 habitantes. Llevaba viviendo en Valladolid desde los 7 años y como chica de ciudad, no tenía ni idea de la mayoría de las cosas del campo. Y no es que ahora domine el tema, pero entre los cereales, al menos soy capaz de distinguir una espiga de trigo, de una de centeno o de una de cebada, y también puedo distinguir la avena, ¡qué no es poco!. Para mi, antes cualquier espiga era trigo, hasta esas que crecen salvajes en los prados y que no son nada (bueno, algo sí son, pero su cultivo no tiene interés y salen de modo espontáneo).

En primavera los campos de cereales están en pleno apogeo, en todo su esplendor, esperando que caiga algo de agua y que salga el sol para engordar sus granos, en los que guardan todo un tesoro rico en nutrientes. Y de entre todos los cereales, quizás el que más llama la atención sea el centeno. Los campos de centeno son esos campos de espigas altas que se mecen con el viento de tal modo que se parecen a las olas en el mar, como se suele decir, un mar de cereal. Para mi la belleza de un campo de centeno ondeando al viento es algo casi indescriptible.

"campo de centeno"

Pero el centeno no solo es bello por fuera, también lo es por dentro. Es un cereal que contiene gluten, aunque en mucha menor proporción que el trigo, por lo que se reducen las reacciones de intolerancia. En España no se usa mucho para hacer pan, pero en el resto de Europa es un cereal muy frecuente. Los panes hechos con centeno tienen la miga de color tostado, no son blancos, y recuerdan al pan integral. Creo que por eso en España no son demasiado apreciados. Todavía hoy en día lo integral y lo que no está refinado mucha gente, sobre todo de cierta edad, lo relaciona con la época de la postguerra, una época de carencia, y por eso no les gusta. Quieren panes blancos, blanquísimos, hechos con harinas superrefinadas. Lo que no saben muchos de ellos, y otros aunque lo sepan pasan de ello, es que los mejores nutrientes de los cereales se eliminan al refinarlos, pues en ese proceso de refinado se pierden tanto el salvado como el germen, que es el que contiene la proteína.

"Pan de centeno"

El pan que os traigo hoy es un pan de centeno cuya receta está en el libro Hecho en casa de Dan Lepard. Es un pan riquísimo, que no tiene nada que ver con un pan de trigo. Es un pan denso, oscuro, sabroso, con un toque algo agrio. No tiene el alveolado que pueda tener un pan de trigo, pero os diré que a pesar de todo en casa nos ha durado dos días, y sólo lo comemos Óscar y yo. Yo lo he desayunado untado con queso y mermelada casera de fresa y está delicioso. Pero también está bueno tomándolo en la comida igual que haríamos con cualquier otro pan, o degustándolo tostado con un paté. Si os gusta el sabor del pan auténtico, el pan de verdad, tenéis que probarlo porque seguro que este os encanta. Y encima tiene la ventaja de que al no tener casi gluten, no hay que amasar para que se desarrolle, tan sólo mezclar y ¡listo!, mirad que fácil:

"Pan de centeno"

Ingredientes:

mezcla gelatinizada de centeno:
240 ml agua hirviendo
60 g harina integral de centeno

masa del pan:
200 g de masa madre de centeno
50 ml de agua a unos 19ºC
300 g de mezcla gelatinizada de centeno
300 g de harina de centeno blanca (yo usé integral tamizada con un colador)
1 cucharadita (tsp= 5ml) de sal

- preparamos primero la mezcla gelatinizada de centeno, que al igual que en el caso del pan Borodinsky va a proporcionar elasticidad a la miga. Para ello hervimos agua y cuando se haya enfriado, entre 80 y 90ºC, añadimos la harina de centeno y batimos bien hasta que no haya grumos y quede una masa homogénea. Tapamos y dejamos reposar como mínimo una hora.
- incorporamos la masa madre al agua y lo batimos. Añadimos sobre esto la mezcla gelatinizada, a excepción de un par de cucharadas, y batimos de nuevo.
- agregamos después la harina de centeno y la sal, y removemos la mezcla hasta obtener una masa pegajosa y blanda.
- sobre una superficie aceitada damos forma de batard al pan, como podéis ver en este vídeo y lo colocamos sobre un paño enharinado, con la unión hacia arriba y de tal forma que el paño sujete los laterales del pan. 
- dejamos que fermente hasta que casi haya duplicado su volumen (según la temperatura ambiente tardará más o menos, yo lo tuve unas 5 horas)
- precalentamos el horno a 210ºC. Damos la vuelta al pan, lo colocamos sobre una bandeja y lo pintamos con las dos cucharadas de la mezcla gelatinizada que habíamos reservado. Vaporizamos el pan con agua y lo horneamos durante 50 minutos, vaporizando de nuevo 5 minutos después de meterlo en el horno.
- enfriamos el pan sobre una rejilla y dejamos que se pose un día antes de probarlo

"Pan de centeno"
"Pan de centeno"

viernes, 19 de abril de 2013

Tarta de fresas con rosas

Hoy os traigo la receta con la que he contribuido en Petit-On este mes. Silvia, de Mi dulce tentación escogió el ingrediente pricipal, las fresas, con las que he hecho esta tarta que espero que os guste. Como véis es una tarta muy primaveral, ¡es lo que tiene volver a ver el sol después de tantos dias jajaja!

Esta tarta de fresas es un capricho que me doy a mi misma. Como yo no tengo niñas, que sólo tengo dos niños, ¡pues para mi!. Me la pedí ya hace tiempo, después de verla en no sé que blog. Porque no, no es algo que me haya inventado yo. Esta tarta ya la han publicado antes que yo en varios blogs y seguro que más de uno ya la habéis visto y admirado igual que yo, que la primera vez que la vi dije ¡ohhhhhhh! y menos mal que no me vi la cara, porque seguro que sería para haberse echado a reír.

Tarta de fresas con rosas

Lo que sí que es mío es la cobertura y el relleno de la tarta. No es el típico buttercream ni está hecho a base de mantequilla. Que conste que me encanta la mantequilla, pero cuando se mezclan tanta mantequilla con tanto azúcar a la vez no puedo con esa mezcla. ¡Para gustos se hicieron los colores, como se suele decir!. Y hablando de colores, otra de mis manías es la de no utilizar para colorear la comida nada que no sea natural, así que esta tarta debe su color única y exclusivamente a las fresas con las que está hecha, y yo creo que no necesita más ¿verdad?

Tarta de fresas con rosas

Y volviendo al tema, que me desvío yo sola, lo que he usado para hacer la cobertura de la tarta no es mantequilla, sino queso, con lo que consigo en primer lugar que me guste, en segundo que sea más ligera en calorías, que ya nos acercamos a unas fechas un poco peligrosas, y lo tercero y último, pero no por ello de menos importancia, que tenga un sabor espectacular. Sí, porque la combinación de las fresas con el queso yo diría que es perfecta. El queso realza el sabor de las fresas y la tarta tiene un sabor delicioso, y eso teniendo en cuenta que la mayoría de las fresas, al menos las que compro yo en el pueblín donde vivo, no son muy allá de sabor, es mucho decir. Así que si pilláis unas de esas fresas de un hortelano de los buenos, de los que sólo recogen la fruta cuando está en su punto, entonces no me puedo ni imaginar cómo tiene que estar esta tarta. Os aseguro que si este año consigo tener unas fresas de esas en mi huerta volveré a hacerla porque tiene que ser gloria bendita probar un solo bocado de ella.
Tarta de fresas con rosas

Y después de tanta alabanza aquí tenéis la explicación por si os animáis a hacerla:

Ingredientes:

Bizcocho genovés: (Williams-Sonoma)
4 huevos grandes
100 g azúcar
85 g de harina de repostería tamizada
3 cucharadas (unos 40 g) de mantequilla fundida

- precalentamos el horno a 190ºC
- en un bol batimos a mano los huevos y el azúcar hasta que se mezclen. Colocamos ese bol sobre una cazuela con agua caliente (al baño María) y seguimos batiendo hasta que alcance 60ºC. Batimos durante 3 minutos más a esa temperatura.
- después, seguimos batiendo la mezcla con ayuda de la batidora hasta que blanquea y triplica su volumen.
- tamizamos la harina sobre la mezcla de los huevos en dos veces, y la mezclamos con cuidado y con la ayuda de una espátula de silicona.
- añadimos un poco de masa sobre la mantequilla y después todo ello lo devolvemos de nuevo a la masa y lo vertemos sobre un molde engrasado, de unos 20 cm de diámetro
- horneamos hasta que la superficie se dora, durante unos 20 minutos
- dejamos enfriar sobre una rejilla y cuando se haya enfriado lo partimos en dos capas iguales

Cobertura y relleno:

250 g queso philadelphia (yo usé light)
250 g queso mascarpone
1,5 sobres de gelatina neutra en polvo (15 g)
200 g azúcar glass
300 g de fresas

- trituramos las fresas con la batidora y las tamizamos para quitar las pepitas
- añadimos la gelatina al batido de fresas, si queremos podemos diluirla antes en una cucharada de agua. Ponemos a calentar la mezcla hasta que la gelatina esté bien disuelta. Cuando lo hayamos conseguido dejamos que se vaya enfriando.
- por otro lado mezclamos bien los quesos con el azúcar y lo metemos al frigorífico mientras termina de enfriarse la gelatina
- cuando la gelatina comience a espesar la mezclamos con los quesos y batimos bien esa mezcla con ayuda de unas varillas como cuando montamos nata y la colocamos dentro de una manga pastelera
- metemos la manga al frigorífico, o si tenéis poca paciencia al congelador, y cuando esté bien fría rellenáis con ella el bizcocho, lo tapáis y con lo que os ha sobrado decoráis la tarta haciendo esas rosas. Para ello sólo hay que hacer una especie de espirales. En I am baker tenéis la explicación de cómo se hace.

Y ya sólo falta que la tarta se termine de asentar para poder disfrutar de ella.

Si queréis podéis emborrachar el bizcocho con un almíbar ligero o un poco de zumo de naranja o algo así. Aunque yo no lo hice y ya os he dicho lo rica que está ¿verdad?

Tarta de fresas con rosas

lunes, 15 de abril de 2013

Mis rosquillas de anises

Parece mentira hasta que punto nos puede influir el sol en el estado de ánimo. ¡Por lo menos a mi!, no sé a vosotros. Llevamos dos días viendo el sol y ya parece como si estuviéramos en verano. ¡Aunque claro, después de tantas semanas que nos hemos pasado a oscuras y lloviendo!

Mis rosquillas de anises

El caso es que cuando amanecen los días con sol a mi me entra otra alegría en el cuerpo, otro salpichirri, que diría mi padre. Parece que tengo más ganas de hacer cosas y además el tiempo me da más de sí. Puede que sea porque el sol me da energía y me muevo más deprisa y con más ganas. O puede que todo ocurra a la misma velocidad de siempre, pero que yo esté más optimista y por eso todo me parece mejor.

Mis rosquillas de anises
Mis rosquillas de anises

Me gustan los días con sol. No es que aborrezca los días lluviosos, que también tienen su encanto. Pero cuando abro las ventanas de par en par por la mañana para que el sol entre en casa, me da una especial alegría y me llena de energía positiva para el resto del día.

Y hoy, por suerte, es uno de esos días, y ayer también lo fue. Un maravilloso día de sol que me llenó de energía y de ganas de hacer cosas. Y una de las cosas estupendas que hice son estas rosquillas, "mis rosquillas", que son mías porque me las dio mi madre, y a ella se las dio antes la suya. En muchas familias hay recetas que se van pasando de generación en generación, pues esta es mi receta de rosquillas, al igual que también tengo mi receta de orejuelas o mi receta de tarta de zanahoria. Pero si queréis, desde ahora también pueden ser vuestras :)

Mis rosquillas de anises
Mis rosquillas de anises

Esta receta tiene una peculiaridad sobre otras recetas familiares que he probado, y es que no llevan anís en forma de licor, sino que llevan anises, matalahuga, como lo queráis llamar, que le dan un sabor muy especial. Y aunque os parezca que siempre os digo lo mismo, es la pura realidad, se hacen en un santiamén. Son facilonas, casi no llevan amasado porque más que amasar es mezclar, así que, ¿porqué no hacéis unas pocas y me contáis qué tal os han salido?

Ingredientes:

3 huevos
40 g azúcar
1 sobre de levadura química
2 cucharadas (tablespoon) de anises
60 g de aceite de oliva virgen extra para la masa y algo más para freír
110 g de leche entera
500 g harina de repostería
1 limón
azúcar glass para espolvorear

- se fríen los anises en el aceite: cuando el aceite esté caliente añadimos los anises y lo retiramos del fuego para evitar que se quemen.
- batimos los huevos con el aceite y una vez frío y le añadimos también la leche y el azúcar.
- tamizamos la harina con la levadura y la vamos añadiendo la la mezcla anterior para formar la masa de las rosquillas.
- dependiendo del tamaño de los huevos o del tipo de harina puede ser que la masa quede algo pegajosa, entonces añadiremos un poco más de harina hasta que no se nos pegue a las manos. Amasamos hasta que esté bastante homogénea y a continuación dejamos que repose de 20 minutos a media hora.
- tras el reposo cogemos trocitos pequeños de masa, hacemos con ellos una bola y en el centro de la bola hacemos un agujero para darle la forma de rosquilla.
- ponemos a calentar en una sartén abundante aceite y añadimos sobre éste un trozo de cáscara de limón para aromatizarlo. Cuando el aceite esté caliente vamos añadiendo las rosquillas y las freímos hasta que estén doradas. Las sacamos de la sartén, escurrimos el exceso de aceite, y las espolvoreamos con azúcar glass. El limón también lo retiramos de la sartén antes de que se queme para que no de mal sabor.

Mis rosquillas de anises
Sugerencias y datos:

 - el único aceite apto para freír es el aceite de oliva, sobre esto tenéis en la entrada de las orejuelas una breve explicación
- es mejor añadir todo el aceite de una sola vez y no tener que ir añadiendo poco a poco más aceite a la sartén
- para sacar las rosquillas de la sartén yo me ayudo de una aguja de hacer punto, metiéndola por el agujero de la rosquilla
- para que las rosquillas tengan el máximo sabor posible a anís os recomiendo hacerlas con anís recién comprado, ya que si lleva tiempo en vuestra despensa, por muy tapado que esté habrá perdido aroma.
- el anís tiene varias propiedades beneficiosas, su aceite facilita la digestión, y tomándola después de la comida en forma de infusión tiene efectos antiflatulentos. También se dice que aumenta la producción de la leche materna, aunque en palabras del pediatra Carlos González, "la única manera de tener más leche es sacar más leche", o lo que es lo mismo, dar de mamar.

miércoles, 10 de abril de 2013

Mis últimas cosas: restauración, jabón y magdalenas

Casi siempre estoy liada con algo. Voy a contaros alguna de las cosillas que estoy haciendo últimamente.

El lunes comencé a impartir un curso de restauración de muebles en Arenillas de San Pelayo. Hasta finales de junio un grupo de 12 personas estarán arreglando enseres viejos, unos de mayor valor económico que otros, pero seguro que todos ellos de gran valor sentimental.

No es la primera vez que imparto este tipo de talleres, ya llevo unos cuantos a mis espaldas, y la verdad es que restaurar muebles a pesar de ser trabajoso es también muy agradecido. Cuando se ve el cambio en una silla que estaba casi para tirar, en un perchero, o en una plancha de hierro, se le olvida a uno todo lo que ha sudado lijando.

No pude sacar muchas fotos, pero aquí os dejo estas tres de muestra, que son de un cabecero de hierro, un calientacamas y un pequeño diván tapizado en capitoné que es una preciosidad. Espero enseñaros cómo quedan después de la restauración. ¡A ver si me acuerdo de llevar la cámara, que soy un poco desastre!

muebles viejos

Además ayer por la tarde, como no tenía ningún taller, para no aburrirme hice una pequeña tanda de jabón:

jabón
Mañana me toca desmoldarlo y cortarlo en pastillas.

Y como aún me sobró algo de tiempo, Nuño y yo nos animamos a hacer unas riquísimas magdalenas mientras Alonso, aprovechando que había dejado de llover por un momento y que hasta había salido el sol, jugaba un poco en el patio.

magdalenas

¡Os invito a una! ¡Uhmmm!

lunes, 8 de abril de 2013

Galleta pirulí con fresa y chocolate

Parece que la ansiada primavera no termina de llegar. Mañana vuelven al cole los niños y aunque han podido disfrutar algún ratillo jugando en el patio la verdad es que no ha parado de llover, ¡e incluso ha nevado!. Sí, ya sé que entra dentro de lo posible que nieve por estas fechas. Hasta a finales de abril recuerdo yo alguna nevada, pero aunque sea posible no es precisamente lo normal. Lo normal es que por estas fechas empiece ya a mejorar el tiempo, aunque sólo sea un poco.

Encima con todo el agua que ha caído al que más y al que menos le ha fastidiado porque no ha podido recoger la leña. Como sólo se podía hasta finales de marzo, lo que no se haya cortado ya tendrá que esperar hasta octubre. ¡Y la huerta también atrasada!, porque con tanto agua no hay quien are. Total, que eso de que nunca llueve a gusto de todos es real como la vida misma.

Galleta pirulí con fresa y chocolate

Al menos los días ya son más largos, sobre todo gracias al cambio de hora, eso sí, ahora tengo que medio engañar a los niños cerrando cada día las ventanas a cal y canto para que se crean que ya es de noche. Si no, no consigo que se vayan a la cama ¡con lo a gustito que se está!. Sí, ¡qué a gustito en la cama!, ¡y con los niños en la cama jajaja!

Hoy os traigo un experimento que he hecho. Es de esas ideas que se te ocurren, pero que cuando las vas a hacer se transforman en otra cosa y al final en otra, y ¡total!, que al final se parece muy poco a la idea original, pero ¡qué más da!. Y sobre todo, cuando sale algo rico y divertido como estos pirulíes entonces si que no importa lo más mínimo que no se parezcan en nada a la idea original ¿no os parece?

Galleta pirulí con fresa y chocolate

Porque para mi estos pirulí-galletas la verdad es que están buenísimos. Y me parecen una idea divertida, sobre todo para los niños, aunque yo debo ser muy infantil, porque si os digo la verdad eso de agarrar el palito y pegar mordisquillos me gusta más que a un tonto un lápiz, ¿por qué será?

Galleta pirulí con fresa y chocolate

Pues si os gusta esta idea como a mí, y por si os animáis a hacerlo, aquí os dejo la explicación, con todas las peregrinas ideas e inventos caseros que hice hasta que me salió más o menos perfecto (¡todo es mejorable, que le vamos a hacer!). Eso sí, me gustaría que si mejoráis mi método lo compartiérais conmigo, ¿lo haréis, porfa?

Ingredientes:

350 g harina de repostería
1 huevo
125 g mantequilla
170 g azúcar
1 pizca de sal
500 g fresas
4 cucharaditas de gelatina en polvo
2 tabletas de chocolate para fundir
palitos

- mezclamos la harina, la sal y 70 g de azúcar. Añadimos la mantequilla cortada en dados y la amasamos con la mezcla anterior hasta que se formen como migas. Sobre estas migas añadimos el huevo, un poco batido. Mezclamos todo bien hasta que nos quede una masa homogénea, formamos con ella un bola, la tapamos con film y la metemos al frigorífico durante aproximadamente 1 hora.
- al cabo de ese tiempo sacamos la masa del frigorífico y la estiramos entre dos láminas de papel de hornear, dejándola de un grosor aproximado de unos 2-3 mm. 
- ahora debemos recortar la masa con una forma cónica. Para ello se me ocurrió hacer un molde a partir de una lata de aluminio. Recorté la lata e hice el molde. Además saqué un patrón de papel con la misma forma y lo usé para cortar la masa. Una vez recortada la masa le di la forma de cono con ayuda del molde.
- para que el cono mantuviera su forma lo rellené de papel de hornear. Es importante sobre todo que la boca del cono no pierda la forma, por lo que el papel debe ajustar bien en esa zona.
- además para que se mantuviera la forma bien redonda ideé un soporté para los pirulíes, también con el aluminio de una lata y con forma de ondas sobre las que asenté cada una de las galletas antes de meterlas al horno.

masa
- para cocer los pirulíes los metí en el horno precalentado a 180ºC entre 15- 20 minutos. Una vez cocidos los coloqué sobre una rejilla y cuando estaban más o menos fríos, lo suficiente para no quemarme y para que se hubieran endurecido un poco, saqué el papel de su interior-
- por otro lado las fresas se lavan, se trocean y se ponen a cocer con un poco de agua. Una vez cocidas se añaden 100 g de azúcar y se deja que se disuelva bien. Sobre la gelatina añadimos un par de cucharadas de agua y esta mezcla se incorpora a la mermelada de fresas.
- rellenamos los conos, una vez fríos, con la mermelada en el momento en que esté empezando a espesar, pero sin enfriarse del todo. Los conos rellenos de mermelada podemos apoyarlos dentro de un vaso y pinchamos un palito dentro de la mermelada.
- dejamos que se enfríe bien, mejor dejarlo de un día para otro.
- fundimos el chocolate al baño maría y recubrimos con él los pirulíes: empezamos por la base del cono, y cuando se haya endurecido seguimos por el lateral. De ese modo el palito se sujetará mejor.
- los pinchamos en un corcho hasta que solidifique de nuevo todo el chocolate
- ¡y los comemos!

Galleta pirulí con fresa y chocolate

¡¡Espero que os haya gustado!!

Sugerencia:

- podéis sustituir la mermelada de fresas por otra que os guste más: naranja, ciruela... o incluso por crema pastelera

martes, 2 de abril de 2013

Mermelada de naranja amarga

Hoy ha sido el primer día sin lluvia y medio primaveral desde hace casi un mes. Y es que ha salido el sol, y eso, la verdad sea dicha, después de tantos días de lluvia levanta el ánimo a cualquiera. Ayer por la tarde-noche nos cayó un diluvio que cualquiera diría que llevábamos meses sin una gota de agua.

¡Menos mal que parece que de momento ha dejado de llover, porque a este paso en vez de ponernos las botas para salir de casa nos vamos a tener que poner las aletas!

Mermelada de naranja amarga

En fin, mejor no decir nada, porque cuando no llueve también nos quejamos, y  yo creo que es mejor que nos sobre un poco de agua a que nos falte ¿o no?

Y cambiando de tercio, hoy os traigo una de mis mermeladas favoritas. En realidad no es sólo de naranja, ¡os he mentido!. Es de naranja, pero también de limón y de pomelo, y sabe exactamente igual que la mermelada de naranja comprada. Bueno, igual no, otra vez miento, ¡mejor!.

Mermelada de naranja amarga

Aproveché que habíamos pedido una caja con naranjas, pomelos y limones ecológicos para hacer esta mermelada, ya que como hay que añadir la piel, mejor asegurarse de que no lleve ninguna sustancia química rara... supongo que ya me entendeis ¿verdad?

Esta mermelada es una de las que suelo hacer cada año, y me gusta comerla añadiéndola a los yogures naturales, en tostadas, con magdalenas (las parto a la mitad,  las unto de mermelada y ¡ñam!), y hasta para hacer algún bizcocho.

Mermelada de naranja amarga

El año pasado la hice sin azúcar, ya que le di a mi hermana unos tarros para mi cuñado, que es diabético, así que para endulzarla un poco le añadí concentrado de manzana. 

Y sin más aquí os dejo la explicación de cómo se hace por si os queréis animar.

Mermelada de naranja amarga

Ingredientes:

4 limones
2 naranjas
2 pomelos
agua 2 litros
azúcar (yo eché 600 g)
una pizca de jengibre rallado (opcional) 

Mermelada de naranja amarga

- lavamos la fruta y exprimimos el zumo
- separamos la pulpa blanca de la corteza y la colocamos en una bolsa de gasa
- picamos la corteza en trocitos muy pequeños
- colocamos en una cazuela el zumo, la pulpa troceada, el jengibre y la bolsa de gasa con la pulpa, y añadimos el agua. Lo ponemos a calentar, dejando que hierva a fuego lento hasta que el líquido se haya reducido y esté ya algo espesillo
- exprimimos un poco la bolsa de gasa sobre la cazuela y la retiramos.
- añadimos el azúcar, y ponemos de nuevo a calentar, dando vueltas cada poco para que no se nos pegue y hasta que la mermelada alcance su punto.
- después podemos envasarla en tarros. Para ello los esterilizamos, junto con las tapas, hirviéndolos en agua durante 15 minutos. Después añadimos la mermelada en los tarros, los tapamos, los sumergimos en agua y dejamos que hierva durante otros 15 minutos.

Sugerencias

- yo suelo echar menos azúcar de la que en teoría se recomienda para las mermeladas, no me gustan demasiado dulces. Lo mejor es que probéis con la cantidad que os he dicho, y si os parece poco dulce le añadís más azúcar hasta que os guste.
- es mejor añadir el azúcar al final,después de haber reducido un poco la mermelada, pues en cuanto lo añadimos tenemos que estar dando vueltas para que no se nos pegue, de ese modo podemos estar descuidados durante bastante tiempo sin remover la mermelada
- la cuchara que empleemos para dar vueltas es mejor que sea nueva o que
sólo la usemos  para las mermeladas, de modo evitamos que la mermelada coja otros sabores
- para ver el punto de mermelada echamos una cucharada de la misma en un platillo que habremos enfriado antes en el frigorífico. Esperamos un poco a que la mermelada se enfríe, y después la empujamos con el dedo. Si la mermelada se arruga es que está en su punto. 
- si queréis endulzar con concentrado de manzana, tenéis que mirar en la etiqueta los grados Brix que tiene. Si es de 50º Brix significa que 100 g de concentrado equivalen a 50 de azúcar (sacarosa), por lo que deberíais añadir el doble de concentrado que de azúcar. Si es de en vez de ser de 50º es de otra densidad tendréis que hacer la cuenta :)
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